Tratado de Irete y sus Omoluos

irete signos de ifa

 Tratado de Irete meji y también el de sus 16 combinaciones, este tratado abarca desde Irete Meji hasta Irete File.

Refranes, Patakies, Ebo, lo  que nace, recomendaciones y variantes de cada Odu o Signo de Ifa. Oshaeifa.com te trae el tratado que buscas para ampliar tus conocimientos sobre la literatura y el Corpus de Ifa.

Tratado enciclopedico de Ifa Libro de Irete.

El nacimiento del Odu BABA IRETE MEJI.

Después de adquirir el secreto de la prosperidad EJI ELEMERE decidió que era tiempo de venir al mundo. Él fue a dos sacerdotes de Ifá, llamados EJI WEWEWE, OGBOJO y OJO GIIRI, oun gbati ba owuro. Estos fueron los dos sacerdotes de Ifá que adivinaron para él.

Le aconsejaron que hiciera sacrificio para evitar problemas al tener hijos en el mundo. Le dijeron que sirviera a su Ifá con una cabeza y que diera un macho cabrio a Eshu. Él hizo sacrificio rápidamente y salió para el mundo.

Al llegar, fue a un pueblo llamado OKE MESI, donde practicó el arte de Ifá. Él tuvo prosperidad pero no tuvo hijos. Luego se casó y su esposa dio a luz una niña. Sin
embargo, él estaba ansioso por tener más hijos. Un día, decidió consultar a su Ifá sobre él por qué no podía tener un hijo varón, si en sus acostumbrados sacrificios durante su festival anual de Ifá tenía éxitos. Él invitaba a todos los sacerdotes de Ifá de los alrededores para que participaran.

Después de la invitación, su Ifá le dijo que hiciera sacrificio con un venado entero (AGBORIN en Yoruba o ERHUE en Benin). Como él no era cazador, viajó al pueblo
cercano de UJO donde practicó, al inicio, el arte de Ifá. Cuando llegó, se encontró con una mujer llamada KPOROYE, que estaba casada pero no tenía hijos y fue por adivinación para saber que hacer para poder tenerlos. Él adivinó para ella y le aseguró que tendría uno si podía hacer sacrificio con una gallina y un conejo.

Rápidamente, la mujer suministró el conejo y la gallina. EJI EDE usó la gallina para hacer sacrificio a Ifá y preparó el conejo para ofrecerlo a los Ancianos de la Noche. Él le dijo a ella que depositara el sacrificio cerca de un hoyo cavado y que lo hiciera por la noche.

Después de realizar el sacrificio, él partió para el bosque a buscar algunas hojas para su trabajo y fue con su espejo de cristal magnético. Mientras estaba buscando las hojas, vio a través de su espejo a un ciervo a lo lejos y lo conjuró para que viniera a donde él estaba para poder atraparlo.

Era un venado muy grande. El animal obedeció a su mandato y él lo atrapó. Tan pronto como el venado comprendió que estaba en peligro, comenzó a pelear con su captor. En la lucha, ambos cayeron en un profundo hoyo. Dentro de la zanja se encontraron con una larga serpiente que también había caído allí. Una vez dentro del hueco, pudo matar al venado con una estaca pero no pudo sacarlo a la superficie y gritó pidiendo ayuda. Nadie lo escuchó, de manera que tuvo que pasar la noche dentro del hoyo.

A la mañana siguiente, él miró a través de su espejo y vio a un grupo de niños que iban hacia el bosque a revisar sus trampas y entonces les cantó:

OMONDE UDO
MOYA GBAMILA
ATANO, ABO
AARITIJE, AARITIMU
ELA MINI OLOFIN YI
ELA MINU OLOFIN YI ORUNMILA
ELA MINU OLOFIN YII OOO.

Cuando los niños oyeron su canción, que era una llamada de socorro fueron hasta la zanja. Al verlo, ellos se preguntaban que podían hacer para ayudarlo a salir del hoyo, de manera que se marcharon frustrados. Llegó la hora en que los adultos iban a sus granjas cuando él los vio a través de su espejo y volvió a cantar.

AGBA UDO MOYA GBAMILA
AGBA UDO MOYA GBAMILA

Su canción atrajo a los hombres y fueron al hoyo a verlo. Cuando lo vieron, se mofaron, preguntándose cómo era posible que un doctor que era capaz de salvar a otros no pudiera salvarse a sí mismo. Lo ridiculizaron y repitieron las palabras que él siempre usaba cuando les pedía que hicieran sacrificios con gallinas, cabras y machos cabríos. Y sin hacer ningún esfuerzo por rescatarlo, se fueron.

Llegó la hora en que las mujeres iban al mercado y, después de verlas a través del espejo, él les cantó:

OBINRIN UDO MOYA GBAMILA
OBINRIN UDO MOYA GBAMILA

Cuando ellas oyeron el grito de auxilio, fueron a verlo en el hoyo y lo reconocieron. Ellas también lo retaron y le dijeron que, si él era tan hábil como decía ser, no debía necesitar la ayuda de otros para salir del hoyo. También ellas lo ridiculizaron, debido a toda la carne y el dinero que él había tomado de ellas en el pasado y partieron sin prestarle ayuda.

Luego, APOROYE, a quién él había aconsejado que depositara su sacrificio cerca de un hoyo, iba a cumplirlo cuando él la vio a través del espejo. Después de depositarlo, ella se volvió para regresar, pero él cantó desde dentro:

IRETE OMON ABALU
ODU OMUN
EKPO JERE OTIKPA
IMON GBAMILA

Cuando ella oyó la canción, regresó al hoyo y lo vio dentro de él. Le preguntó cómo había ido a parar allí y él le explicó que cayó en una trampa mientras trataba de atrapar al venado con el que debía hacer el sacrificio. Él apeló a ella para que lo sacara.

Ella se quejó de que no tenía con qué ayudarlo a salir. Entonces él le aconsejó que se quitara su turbante y que lo dejara caer en el hoyo, mientras agarraba rápido de un
extremo. Cuando ella extendió el turbante hacia abajo, éste no llegaba al fondo. Entonces él conjuró al turbante para que se extendiera hacia abajo y éste obedeció a su mandato hasta que pudo asirse a él. Primero, lo amarró a la pata del venado muerto. La mujer se preguntaba si ella podría sacarlo a él y al venado. Pero él insistió en que no podía salir sin el venado. Entonces, cantó la siguiente canción:

BAMI GBE BARA
GBEGBE LEYIN
MOLE GBEGBE

(Esta es la canción usada por los sacerdotes de Ifá para mover a Ifá de una posición a otra).

Cuando estaban casi al salir completamente del hoyo, la pata del venado a la cual estaba atado el turbante se separó del resto del cuerpo y cayó en el hueco. Al mismo tiempo, APOROYE cayó de espaldas y la ropa que ella llevaba puesta se le salió y quedó desnuda.

La visión de la mujer desnuda era demasiado para la resistencia de EJIEDE. Instantáneamente, él se abalanzó sobre la mujer, quién le recordó que estaba prohibido
hacer el amor sobre la tierra desnuda. Entonces él se echó hacia atrás y arrancó suficientes hojas de la mata de Ikín, para hacer una cama provisional y procedió
adecuadamente a hacerle el amor. Molesta de que EJIEDE se había aprovechado de ella después de darle una mano, ella le insinuó que había acabado de terminar su
menstruación. Él le respondió que no se preocupara, porque iba a quedar embarazada después de aquel incidente y daría a luz a un hijo varón.
Sin embargo, antes de partir, la mujer insistió en buscar los medios de localizarlo en caso de que su pronóstico se hiciera realidad. Él le informó a la mujer que era de un lugar llamado OKE MESI. Su casa era depurada con materia colorante. Añadió que había un cadáver humano seco a la entrada y que había un árbol en la entrada principal de su patio exterior, que era famoso por producir semillas en su cima, canutillos de su tallo y corales de su raíz. El árbol se llamaba OKPORO KPORO. Después de darle esta información, se fueron por caminos separados.

Al llegar a su casa, EJIEDE usó la pata partida del ciervo para servir a su Ifá. Por su parte, KPOROYE perdió su periodo a fines de ese mes y quedó embarazada. Ella era la hija del Rey de IJERO y estaba en aquel momento casada también con el Rey de ILLA, donde ella vivía. Para cualquiera era difícil creer que ella pudiera quedar embarazada, pues estaba pasada de edad para tener hijos. Pero, al llegar el momento, ella dio a luz un hijo varón, que era la copia de Irete Meji. El esposo estuvo tan feliz de que KPOROYE le hubiera dado un hijo, que le concedió el privilegio de ponerle el nombre. Ella llamó al hijo OLOMO (NONYAMEN en Benin).

El hijo empezó a crecer y cuando llegó a la edad de razonar, ella le contó cómo él había nacido. Para asombro de los compañeros de su edad, él tenía la costumbre de cantar las canciones de su padre, a quien nunca había conocido. El también tenía hábitos de recoger hojas, tal y como su padre lo hacía, y sus compañeros de juegos siempre lo estaban ridiculizando por imitar al sacerdote de Ifá que vino al pueblo una vez. Cuando él llegó a la casa, en una ocasión le preguntó a su madre quién era su verdadero padre, a la luz de lo que las personas le estaban diciendo afuera. La madre insistió en que él era aún demasiado joven para contarle la historia completa. Sin embargo, como él insistió en saber la verdad, ella le contó la historia de cómo había quedado embarazada y le dio la descripción de la casa de su padre en el pueblo de OKE MESI y de cómo ella se encontró con él.

Al saber la historia de su nacimiento, insistió en que la madre debía llevarlo a donde estaba su padre de una vez. La mujer no tuvo otra opción que obedecer a su mandato. A la mañana siguiente, él se puso en camino a OKE MESI, en busca de EJI ELEMERE (Irete Meji). El viaje al pueblo conllevaba el riesgo de penetrar en un bosque en el que operaban tres bandidos. Uno de los bandidos vivía en ADO EKITI, donde era Rey el padre de KPOROYE; el segundo era de OKE MESI, donde vivía EJI ELEMERE; el tercero era de ILLA, donde estaba casada KPOROYE. Los nombres de los bandidos eran:

IKPATA ULE ADO, EFIFO KELO ONON IJERO Y AMONITA AMONIDE, KE SE MI LA ALE UGUTON.

Ellos eran los Reyes de aquel bosque.

Cuando la madre y el hijo llegaron al lugar, fueron capturados por los tres bandidos. Uno de ellos sugirió que se debían matar a los dos prisioneros. Sin embargo, los otros dos objetaron la propuesta.

El bandido que vivía en el pueblo de donde ellos salieron, propuso que los dos prisioneros debían ser vendidos como esclavos y que la ganancia fuera repartida equitativamente entre los tres. El bandido que vivía en el pueblo donde vivía el padre de KPOROYE, la tomó para venderla como esclava, mientras que el bandido que vivía en el pueblo de EJI ELEMERE, tomó a OLOMO para venderlo como esclavo.

EJI ELEMERE (Irete) aún no tenía hijos.

En el momento de su festival anual, le dio dinero a su esposa para que le comprara un esclavo para usarlo como sacrificio humano a su Ifá, junto con otros materiales y animales. Cuando su esposa llegó al mercado, ella vio a OLOMO que, aunque pequeño de estatura, tenía, sin embargo, buen cuerpo. A ella le gustó e inmediatamente lo compró. Cuando estaba llegando a la casa con su comprador, OLOMO vio el árbol lleno de canutillos y coral a la entrada del patio exterior por donde ellos estaban entrando. Cuando llegaron, vio también el cadáver seco, atado a la entrada principal, que estaba pintada de negro con materia colorante. OLOMO quedó convencido de que ésta era la casa de su padre, porque se adecuaba a la descripción dada por su madre.

Cuando Irete vio al chico esclavo, lo consignó a la custodia de una mujer mayor que vivía cerca de él. La mujer debía cuidar de él durante los siete días que antecedían al
festival. A la mañana siguiente, EJI ELEMERE salió para el bosque a recoger hojas y otros instrumentos para el festival venidero. La anciana le dio al chico un montón de semillas de palmera para que las quebrantara. Este incidente explica por qué está prohibido rajar semillas de palmera en cualquier hogar donde se esté llevando a cabo una ceremonia de iniciación Ifá durante siete días. También explica por qué razón le está prohibido a un sacerdote Ifá romper el almendro de una palmera.
Cuando el muchachito estaba rajando la semilla de la palmera, empezó a cantar una canción que le recordó los acontecimientos que le llevaron a su nacimiento, de la forma en que su madre se los contó. Cuando la vieja dama oyó la canción, se dispuso a contárselo a Irete Meji. Cuando él regresó del bosque, ella le cantó la canción del chico esclavo.

La mujer de Irete le propuso  que se escondiera.

Después de pretender haber dejado la casa, para así facilitarle que escuchara la canción del muchacho.
A la mañana siguiente, él dejó la casa con el pretexto de ir al bosque con su bolsa, a buscar hojas. Sin embargo, regresó por la puerta trasera. Mientras tanto, le habían dado al chico otra porción de almendros de palmera para que los rajara. Y cuando se sentó a rajar las semillas, empezó a cantar otra vez:

Mi nombre es OLOMO, El de mi madre es KPOROYE, De OSA, hija de AJERO, En la tierra de IJERO, Casada con EWI de ADO. Mi madre KPOROYE me dijo La historia de cómo, al buscar un hijo, En busca de adivinación vino a UDO Donde, con un sacerdote de Ifá se encontró, Quien hizo sacrificio y para ella adivinó.

Cuando fue a depositar el sacrificio cerca del hoyo ella en la distancia oyó un grito de auxilio que venía del hoyo.

He aquí, era el sacerdote de Ifá que hizo el sacrificio por ella el que estaba dentro del hoyo.

Mientras lo ayudaba a salir al suelo ella cayó y su gloria femenina expuesta quedó.

El sacerdote de Ifá que no pudo resistir el impulso de la naturaleza cayó sobre ella y le hizo el amor.

Mi madre, KPOROYE, al sacerdote de Ifá no ha visto desde entonces. Pero, conforme a su vaticinio, de aquel hecho fortuito un hijo varón nació.

Yo le nací a KPOROYE en su mayoría de edad, en un momento en que nadie imaginó que un hijo tuviera.

Aunque el esposo de mi madre, el Rey de ALE UGOTUN, como su hijo me aceptó por mis venas corre la sangre de quien en verdad me engendró.

Y el hecho de que yo vaya cantando canciones y recogiendo hojas, cual costumbre de mi padre, hizo que mis compañeros de juegos me pusieran apodos graciosos.

Un día a mi madre afronté para que me dijera la verdadera historia de mi nacimiento. ella me dijo que mi padre viene de la tierra OKE MESI y que a la entrada de su casa hay un árbol que produce dinero de las ramas y el follaje; De la cima se producen coronas, del tallo salen canutillos y de las raíces corales.

A la entrada de la casa está el cuerpo seco de un ser humano.

Después de oír la historia insistí en venir a ver a mi padre.

En el camino de OKE MESI fuimos capturados por tres bandidos y como esclavos vendidos.

Yo pensé que nunca vería a mi padre.

Aún si muero siendo esclavo, ya puedo estar seguro que a la casa y a la tierra de mi padre al fin he llegado.

La descripción que me dio mi madre me asegura que la casa a la cual fui vendido como esclavo y donde ahora esta semilla de palmera rompo es en verdad la casa de mi padre EJI ELEMERE de OKE MESI.

Si muero en un término de seis días Ya en vano no sería Porque he llegado a morir en el seno de mi padre.

Mientras EJIEDE escuchaba la patética canción del chico esclavo, lloraba y se preguntaba si aquel muchacho era el resultado del amor que él había hecho por ventura a una mujer cerca del hoyo en el que cayó muchos años antes, mientras buscaba un venado con el cual hacer sacrificio para poder tener un hijo. Luego, fue para su apartamento y pidió que le trajeran al muchacho para volver a escuchar la canción que él acababa de escuchar a escondidas.

Bajo pena de muerte instantánea, él ordenó al muchacho que cantara la canción una vez más. De rodillas volvió a cantarla, esta vez con lágrimas en los ojos. Después de oír el estribillo de la canción, EJI ELEMERE decidió comprobar la veracidad de la historia.

Ordenó que prepararan un fuego fuerte y cuando las llamas ascendían hacia lo alto del Cielo, mandó al muchacho- después de haberle frotado con su polvo de adivinación a que caminara por las llamas. Él conjuró al fuego para que consumiera al muchacho si le había contado una historia falsa, pero que frotara su cuerpo con la marca de la victoria si realmente era su hijo. Sin vacilación de ningún tipo, el muchacho caminó hacia las llamas y bailó y cantó dentro del fuego hasta que éste se extinguió por completo.

A pesar de aquella hazaña milagrosa, todavía EJI ELEMERE no estaba satisfecho, por lo que preparó una cazuela gigante con agua hirviendo y dentro arrojó al muchacho, en un ritual parecido; mientras estuvo en la cazuela, el muchacho cantó:

OMI ARE DOMI TUTU (El agua caliente se ha vuelto helada)

Finalmente, él solicitó de su padre que lo quitara de la cazuela porque se estaba congelando. Entonces su padre lo abrazó y encontró su cuerpo tan frío como el hielo, y
exclamó con agrado que al fin había tenido un hijo. Entonces lo abrazó como a su verdadero hijo. Luego llegó el día del festival y se reunieron todos los sacerdotes de Ifá de los alrededores.

EJI ELEMERE – IRETE le dio un macho cabrío a Eshu

Cuando llegó el momento de ofrecer a las víctimas de sacrificio, las cabras, carneros padres, gallinas, etc., estas habían sido destrozadas. Pero cuando llegó la ocasión de ofrecer el sacrificio humano, el muchacho había sido atado para la ejecución y el ejecutor, que estaba bajo la influencia de Eshu- quien conocía que el muchacho era hijo de IRETE MEJI- despuntó la hoja del cuchillo de forma que no pudo cortar el cuello de la víctima.

El ejecutor se rindió, diciendo que Ifá había rehusado aceptar a la víctima. Entonces desató al muchacho, lo paró y desafió a los sacerdotes de Ifá a que lo acompañaran con el anfitrión, EJI ELEMERE, para ver si existía parecido entre ellos. Los sacerdotes de Ifá lo identificaron y asintieron en cuanto al parecido. Entonces los sacerdotes de Ifá acordaron que el muchacho debía ser puesto en libertad y entregado a su padre de una vez.

Mientras tanto, la deidad llamada EGI- cuyo papel era transportar al Cielo los cráneos de todas las víctimas degolladas o decapitadas- llegó para cumplir con su deber. Entonces los sacerdotes de Ifá cantaron:

EGI MOGBORI EKU
ORI EKU LOMAGBA
MAMA GBORIE NIO
EGI MOGBO RIEJA
ORIE JA LOMANGBA
MAMA GBORIENIO
EGI MOGBORIERION
ORI ORON LOOMANGBA
MAMA GBORIENLO

Los sacerdotes de Ifá estaban tocando las cabezas del padre y el hijo con el cráneo de cada animal. Después de esto, EGI salió para el Cielo. En ese momento, EJI ELEMERE – IRETE MEJI sacó su instrumento de autoridad y proclamó que, desde aquel día, ya ORUNMILA no ofrecería más a un ser humano como sacrificio a Ifá. Aquello marcó el fin del sacrificio humano en el Ifismo.

Cuando terminó la ceremonia, EJI ELEMERE le preguntó a su hijo por el paradero de su madre KPOROYE y el hijo le contó que la madre había sido vendida como esclava en el pueblo natal de su padre. Rápidamente, él decidió ir en busca de la mujer, para llevarla a casa y vivir juntos para siempre.

El padre de KPOROYE, el ajero de IJERO, también ofrecía sacrificio humano en sus festividades anuales y había ordenado que un esclavo fuera autorizado para el sacrificio aquel año. El mensajero que fue al mercado, también compró, coincidentemente, a KPOROYE para su padre. Cuando ella fue llevada al Palacio, se le ordenó que limpiara la casa para el festival.

El Rey había olvidado que él una vez tuvo una hija con el nombre de KPOROYE. Mientras estaba lavando el piso, ella empezó a cantar la historia de su vida, de su padre, de cómo ella abandonó el hogar, donde se casó, con quién se casó, cómo tuvo un hijo y cómo fue capturada por bandidos y vendida como esclava.

La mujer que la cuidaba llamó al Rey para que escuchara la canción que ella cantaba. Después de oírla, el padre la llamó por su nombre, KPOROYE, y ella respondió. Después de esto, el Rey llamó a su madre para que viniera a identificarla. Al verla, ambos rompieron a llorar y se alegraron por la reaparición de su hija, a la que ellos habían dado por muerta durante mucho tiempo. Luego, ella fue liberada de la esclavitud y vestida como princesa. El ajero proclamó también que, desde aquel día, ya los seres humanos no iban a ser usados para sacrificio en su reino.

Mientras tanto, la princesa APOROYE les dijo a sus padres que sus problemas futuros eran cómo hallar al padre de su hijo y cómo encontrar a éste. Al mismo tiempo, IRETE había abandonado OKE MESI para buscar a APOROYE. El se vistió con harapos y esperó al costado del camino. En el trayecto hacia el río, APOROYE vio a EJI
ELEMERE y lo reconoció al instante, a pesar de los harapos que llevaba puestos. En otra ocasión, él se transformó en vendedor de leña, pero APOROYE lo vio y lo reconoció de nuevo cuando regresaba con sus esclavos de la hacienda. Pero, en cada ocasión, ella resistió la tentación de dar riendas a su entusiasmo.

Después de esto, EJI ELEMERE entró en la manigua, preparó hojas de palmera, con ellas se enmascaró y empezó a bailar en dirección a IJERO. Cuando el ajero y sus familiares vieron la mascarada, él siguió bailando en dirección a ellos. Entonces APOROYE les dijo a sus padres que ese era ORUNMILA, pero ellos discreparon con ella porque ORUNMILA nunca tuvo la costumbre de vestirse con máscara. Después de observarlo en la distancia por algún tiempo, APOROYE salió al patio del Palacio de su padre para admirar la mascarada. En ese momento, él empezó a bailar en dirección a ella y cuando se acercó, el enmascarado la agarró y escapó con ella. Tan pronto como se perdieron de vista, él se quitó la máscara, se identificó y le pidió a APOROYE que regresara con él a su casa.

Con tal de evitar el riesgo de ser desafiado en el camino, él enmascaró a APOROYE y la siguió como escolta hasta su pueblo natal. Cuando llegaron a su casa en OKE MESI, él le quitó la máscara y APOROYE abrazó a su hijo OLOMO, quién luego salió para divertirse con sus compañeros de edad y conmemorar su reunión con su madre. Pasaron algunos días antes de que las personas del pueblo comprendieran que EJI ELEMERE había tomado una segunda esposa. APOROYE se instaló con él y tuvo otros cinco hijos, además de OLOMO. Una vez que la familia se hubo reunido por completo, vivió una vida próspera para siempre.

EJI ELEMERE – IRETE revela cómo ORUNMILA libró la batalla por la prosperidad en nombre de sus seguidores.

Después que OLODUMARE completó su obra creadora, decidió crear el árbol de prosperidad o mata de Ikín (EGE o IGI en Yoruba y ERHAN UWA en Benin). En otras
palabras, el árbol de riquezas. Para proteger al árbol, OLODUMARE nombró a la Boa, al carnero padre y al gallo como custodios.

Tan pronto como el árbol creció, las doscientas divinidades (OGBA ORUMOLE en Yoruba o IHEMURI en Benin) intentaron en vano sacar prosperidad del árbol. Todas ellas fallaron porque no se preocuparon en descubrir el secreto de cosechar sus frutos. Entonces llegó el turno de ORUNMILA, de hacer un esfuerzo. Pero, antes de desafiar al árbol, él decidió ir por adivinación a los siguientes sacerdotes de Ifá:

AKPONMI, OWO ULE EJA
OKPAJIBA, OWO ULE OKPARO
ALUGBOGB, KUUKU NI SHEGUN
OGUGU LUTU.

La persona que saca agua del río, destruye el hogar de los peces.

Solamente un hombre paciente puede tener éxito en matar a un pequeño animal llamado OKHUOKHUA, que construye doscientas casas pero vive solo en una de ellas.
Es un poderoso misil el que destruye el mal.

Estos fueron los tres sacerdotes de Ifá que adivinaron para Orúnmila antes de intentar trepar al árbol de riquezas. Primero, le dijeron que destruyera su casa en el Cielo antes de que pudiera traer su prosperidad al mundo. Le aconsejaron que construyera una casa con hojas especiales (Ebe ahalo en Benin) sobre el santuario de Eshu y que los sacerdotes de Ifá la destruyeran con un macho cabrío. Esa es la razón por la que cuando este Odu sale en la adivinación, se le puede preguntar a la persona si está construyendo una casa. Y, si él lo confirma, se le aconsejará que suspenda la construcción por algún tiempo.

Después de realizar este sacrificio inicial, él fue a otro sacerdote de Ifá, llamado OGBOLUGBO ODO, ODON OUN IODON ORUN RUN, conocido de otro modo como
OGOGO LILA, ABERUN, YAMUNYA AWON LOON DIFA FUN ORUNMILA NIGBATI, OYAGUN EGE IGI AGUNLA. Le dijeron que hiciera sacrificio con abundante maíz,
bastantes pedazos de ñame y muchas jutías. Él debía hacer el sacrificio a Eshu con un macho cabrío y una escalera, y debía ir con alguno de los materiales de sacrificio en una bolsa en el momento en que se dirigiera al pie del árbol de riqueza.

Al llegar al árbol, la boa fue la primera en atacarlo. Él hizo exactamente como le dijeron: tiró muy rápido una jutía a la boa, quien se la tragó en un instante; entonces, el gallo sacudió sus alas y se preparó para cantar, pero él, rápidamente, le arrojó bastante maíz y se puso a comérselo. Con estos movimientos, hizo que disminuyeran las amenazas de la boa y el gallo.

Luego, el carnero padre se atrincheró para atacar. Esta vez, él lanzó los pedazos de ñame al carnero y éste empezó a comérselos. De esta forma, con su bolso en el costado, ORUNMILA trepó el árbol con una escalera instalada por Eshu y arrancó todos los frutos que se encontraban en la cima.

Cuando el gallo comió todo el maíz que quiso, miró a los alrededores buscando a ORUNMILA y vio a éste en la cima del árbol de riqueza. Entonces sacudió sus alas y
cantó, diciendo: ORUNMILA GEGOO OR, que es el cacareo del gallo hasta el día de hoy y significa que «ORUNMILA fue el primero en trepar en el árbol de la riqueza». Como respuesta, ORUNMILA cantó: “OKEGE, IGI AGULA, IFA GEGE, IGI COLA, LOGUN, OKEGE IGI AGULA”.

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