Tratado de Oshe y sus Omoluos
En oshaeifa te traemos la información detallada sobre el Odu Oshe Meji y sus combinaciones así puedes aprender algo más sobre tu signo.

Tratado de los signos de Ifa «Oshe»
Tratado de Oshe Meji y todas sus variantes, desde Oshe Meyi hasta Oshe Ofun. Aprende lo que hablan todos estos odu y aprende más sobre tu signo para que puedas llevar de mejor manera las recomendaciones dadas por Orunmila.
Historia del Odu OSHE MEJI
El nacimiento
OSHE abandonó el Cielo para ir a la Tierra sin decírselo a nadie. El no hizo ninguna adivinación ni sacrificio. Nació de padres envejecidos que habían perdido la esperanza de tener hijos. Nació con pelo gris sobre su cabeza y vivió hasta una edad avanzada en la Tierra, pero solo después de retornar al Cielo para realizar sacrificio. Veremos más tarde cómo lo hizo.
Mientras crecía, probó ser el terror entre los de su edad. Sus padres murieron cuando aún era un niño y vivió después con sus propias estratagemas. Él, ni practicó la vocación Ifá ni ninguna profesión respetable. Era un luchador errante.
Pero no estaba viviendo una vida feliz. Escasamente ganaba para alimentarse porque no hacía nada que fuera capaz de brindarle sustento.
Un día salió para su competencia de lucha, que era la única profesión que conocía.
Fue al Palacio del ALARA, para retarlo a un match de lucha. El derrotó al ALARA en la competencia, pero no le dieron ninguna recompensa por su victoria.
Entonces fue a IJERO, donde también retó al AJERO a una competencia e igualmente salió victorioso pero ninguna compensación le fue dada por el logro.
Fue a OWO, donde derrotó al OLOWO. Después fue a BENIN, donde derrotó al Rey ADO. El hizo lo mismo con todos los dieciséis reyes conocidos en el Mundo en
ese tiempo.
Después de sus luchas, regresaba a casa con las manos vacías. Fue entonces cuando conoció a tres sacerdotes de Ifá por el camino entre ADO e IFE y fue
detenido por ellos.
Los sacerdotes de Ifá se llamaban:
OSHE KELE, OGBA OGGUN
ONUGBAJA OGBA OGOJI
EKOJI OTUNLA, OGBA AGRIKPA OBUKO.
Uno que saltó mortal y obtuvo veinte recompensas.
Uno que avanzó y obtuvo cuarenta recompensas.
Uno que ganó un chivo después de tres días.
Ellos le dijeron, después de la adivinación, que él estaba pasando hambre porque no estaba ejerciendo la profesión que se suponía había venido a ejercer en la Tierra. Ellos le aseguraron, sin embargo, que prosperaría al final de su carrera, elegida como profesión, pero solo después de realizar sacrificio, el cual tenía que hacer en el Cielo. El no los tomó en serio porque no podía imaginar cómo iba a viajar al Cielo para realizar un sacrificio.
Por aquel tiempo, Eshu había cerrado la ruta entre el Cielo y la Tierra. Los sacerdotes de Ifá le dijeron que él no podía esperar que los que derrotara en la lucha lo recompensaran con algún regalo. No obstante, le aconsejaron dar cualquier cosa que pudiera proporcionarse para el último padre que lo salvó de su empeño. Al llegar a casa, él ofrendó un gallo a su padre y le rogó que lo ayudara para hallar el camino de su destino.
Entretanto, su padre fue a su Ángel de la Guarda en el Cielo y se quejó de que OSHE MEJI no lo estaba haciendo bien en la Tierra. Su Ángel de la Guarda respondió que era porque él era muy belicoso. Entre su padre y su Ángel de la Guarda decidieron persuadir las cosas buenas del Cielo para ir y visitar a OSHE MEJI en la Tierra.
Tradicionalmente, tan pronto como el gallo canta por la mañana, es una señal de que todas las cosas buenas de la vida están abandonando el Cielo en sus visitas diarias a la Tierra, que consiste en: niños, paz, riqueza, morada, dinero, salud y prosperidad. Todos ellos abandonaron el Cielo en las primeras horas de la mañana para visitar a quien pueda recibirlos en la Tierra. Ellos visitan el cuarto del Cielo habitado por los ángeles guardianes de todos los que viven en la Tierra antes de abandonar el Cielo por la mañana.
El padre de OSHE MEJI pasó esa noche con el Ángel de la Guarda de su hijo. En las primeras horas de la mañana siguiente, después que cantó el gallo, las cosas buenas del Cielo estaban reportando a los ángeles guardianes que estaban saliendo para la Tierra y preguntaron si ellos tenían algún mensaje para sus custodios. El Ángel de la Guarda de OSHE MEJI les pidió que visitaran a su protegido en la Tierra. Todos respondieron unánimemente que ellos no se atrevían a visitarlo porque los destruiría. Ellos le recordaron a su Ángel de la Guarda cuan belicoso fue él en el Cielo y la conmoción que causó antes de escapar a la Tierra.
Ellos insistieron en que el bien y el mal no vivían juntos, excepto como combatientes, que el calor y la frialdad no podían vivir juntos, al igual que la luz y la oscuridad no vivían en el mismo ambiente al mismo tiempo. Como OSHE MEJI insistió en antagonizar y desgraciar a aquellos que lo hubieran beneficiado, ellos nunca irían en esa dirección. Con estos pronunciamientos, el bien partió del Cielo hacia la Tierra.
Un tiempo después, su padre comenzó a sollozar por la desesperanza de la situación de su hijo. Entonces, apeló una vez más a su Ángel de la Guarda, que le reveló que le hizo pasar la noche con él para que pudiera ser testigo de los que había ocurrido desde que AJAKADI partió hacia la Tierra. Su Ángel de la Guarda dijo que había persuadido durante años al bien del Cielo para visitar a OSHE MEJI.
Pero ellos habían rehusado consistentemente hacerlo por las razones que habían acabado de dar.
Como resultado de la persistencia de su padre, el Ángel de la Guarda decidió tramar una nueva estrategia para enfrentar la situación. El le dijo al padre que regresara a su casa y que vería a su hijo antes del canto del gallo la próxima mañana. El padre no entendió la importancia de lo que el Ángel de la Guarda decía. Tan pronto como el padre de OSHE MEJI partió, el Ángel de la Guarda fue a ver a Enfermedad, que es la esposa del Rey de la Muerte, y le dio regalos de nuez de kolá. Así como el bien del Cielo visita diariamente a la Tierra, la Enfermedad, esposa del Rey de la Muerte, visita a diario la Tierra también. Pero no ella misma, sino que la Muerte envía errantes.
El Ángel de la Guarda de OSHE la persuadió para que conociera a su protegido en la Tierra y lo invitara al Cielo, porque tenía algo importante que hacer por él. La anciana acordó entregar el mensaje ese mismo día. Mientras tanto, en la Tierra, OSHE MEJI enfermó de repente, lo cual era una novedad, ya que él nunca antes había estado indispuesto. Avanzada la noche de aquel día, la enfermedad se agravó y calló en coma. Como nadie lo quería, no tenía quien lo atendiera. De hecho, las personas se divertían cuando lo encontraron en coma. Justo antes de la medianoche, él entregó su alma y nadie sabía que estaba muerto porque no había nadie presente, ya que él no tenía ni esposa ni hijos propios. Tan pronto su vida salió de él, apareció instantáneamente en el Cielo ante su Ángel de la Guarda, quien le había dicho al padre desde temprano que regresara a su casa después del crepúsculo del día. Por lo tanto, su padre estaba presente en la casa de su Andel de la Guarda cuando OSHE MEJI llegó al Cielo. Fue entonces que su padre se dio cuenta de lo que su Ángel de la Guarda quería decir cuando dijo que él vería a su hijo antes del canto del gallo la próxima mañana. Ambos le dieron la bienvenida antes de que el gallo cantara aquella mañana. Su Ángel de la Guarda le indicó a él que se escondiera detrás del paraban que había preparado para la ocasión.
Poco después que cantó el gallo, las nuevas buenas del Cielo estaban visitando la casa de cada Ángel de la Guarda. Cuando llegaron a la entrada de la casa de su Ángel de la Guarda, el último los llamó a cada uno por sus nombres respectivos: niños, amistad, riqueza, prosperidad, dinero, etc., y les rogó a ellos una vez más visitar a su custodiado OSHE MEJI en la Tierra porque estaba sufriendo allá. Una vez más, ellos le dijeron que no acostumbraban a cantar la misma canción el día de entrar y el día de salir. Ellos le dijeron que su custodiado luchador era demasiado vengativo para acordar una recepción decorosa con ninguno de ellos.
Además, habían jurado solemnemente nunca estar cerca de la calle donde él vivía en la Tierra, ni visitarlo. Ellos dijeron al unísono que no acostumbraban a visitar a nadie que los destruiría, ya que el hombre era muy belicoso. Agregaron que aquel que se atreviera a tumbar reyes, príncipes y divinidades por igual, en competencias de lucha, los aplastaría fácilmente entre sus dedos.
El padre gritó entonces que el hombre que estaba detrás del parabán debía escuchar lo que los agentes de la divinidad fortuna estaban diciendo sobre él. En efecto, él se había ocultado detrás del paraban, y fue entonces cuando se dio cuenta de que había estado siguiendo los fines equivocados en la vida.
Tan pronto como los anfitriones de la beneficencia pasaron, él salió para preguntar a su Ángel de la Guarda y a su padre de lo que iba a hacer, y le dijeron que realizara el sacrificio que no hizo antes de abandonar el Cielo. Le aconsejaron dar un chivo a Eshu, quien lavaría su cabeza y su espalda para reducir su fortaleza física y diabólica. El hizo el sacrificio enseguida porque las cabras que dejó atrás en el Cielo se habían multiplicado de manera numerosa. También él le dijo a su Ángel de la Guarda que ofrendaría la vaca más grande para la policía celestial para una fiesta (banquete).
Un poco después, su Ángel de la Guarda le dijo que tomara un sendero especial con el cual regresar a la Tierra. Tan pronto como puso el pie en la vereda, él parpadeó sus ojos en la Tierra y al instante recobró la conciencia. Tres años más tarde, llegó a ser bueno y a pesar de lo que había transpirado en el Cielo y que recordaba vivamente, una vez más comenzó a preparar su round de lucha. Antes de esto, trajo una de sus cabras y la preparó para su padre y le dio un carnero a su Ifá -que es la representación terrenal de su Ángel Guardián- y realizó una gran fiesta con ellos.
Las personas a su alrededor se preguntaban qué era lo que había cambiado su apariencia, pues no era conocido que hubiera realizado algún sacrificio previo.
También le dio un chivo a Eshu. Dos días después de eso, partió para el Palacio del ALARA. En el camino encontró a un viejo sacerdote de Ifá, que era una transformación de Eshu, y el hombre resultó ser un adivino. El anciano le dijo que él iba a una competencia de lucha, pero que aunque podía derrotar a sus oponentes, él debía pretender caer a tierra tan pronto como los cogiera, y que debía observar los resultados subsiguientes, de los cuales no se arrepentiría. El hombre le dijo claramente que tan pronto como gritara GDIGBO, GDIGBO -que es la tonada para un match de lucha- debía simular caer a la tierra.
Comenzó con el Palacio ALARA, donde gritó GDIGBO, GDIGBO, y la señal llamó afuera al ALARA. Tan pronto como ellos se cogieron entre sí, OSHE lanzó al ALARA, pero muy rápido cayó a la tierra antes de que el Rey cayera sobre él. En consonancia con el consejo que el viejo sacerdote de Ifá (Eshu) le había dado, él permaneció en la tierra sin levantarse.
Eshu ayuda a Oshe
Entretanto, Eshu creó una conmoción sin precedente en el pueblo. Este fue cubierto por una total oscuridad y la tierra comenzó a temblar. Los gallos comenzaron a poner huevos, las gallinas a cantar como el gallo. Las mujeres que estaban preñadas comenzaron a tener fatigas falsas y los animales del bosque estaban comiendo atropelladamente dentro del pueblo, mientras que los animales domésticos comenzaron a escapar para el bosque.
Cuando él ALARA vio lo que estaba pasando, le rogó a OSHE que se levantara de la tierra. Una vez más, el anciano sacerdote de Ifá que OSHE MEJI encontró en el camino apareció de la nada e intervino. El hombre le dijo al ALARA que estaba prohibido para él, hijo de ORUNMILA, caer en la tierra, y para que sé incorporara era necesario apaciguarlo con cien hombres corpulentos, mujeres jóvenes y solteras, vacas, cabras, gallos, gallinas, bolsas de dinero, etc.
Sin vacilar, él ALARA ordenó rápidamente a cada casa del pueblo que entregara la reparación requerida. Tan pronto como fue reunida toda la compensación, OSHE MEJI se incorporó y el anciano preparó polvo de adivinación, lo sopló al aire, y la luz, la paz y la tranquilidad enseguida reemplazaron a la oscuridad, la conmoción y la confusión. OSHE MEJI ordenó entonces que los regalos humanos los llevaran a su casa en IFE y que comenzaran a construir nuevas moradas antes de que regresara a casa.
A la mañana siguiente fue al Palacio del AJERO KIN OSA, donde ocurrió lo mismo, seguido de las visitas similares a ORAGUN, OLOWO, OONI, ADO, etc., donde obtuvo retribuciones semejantes. Al final de su misión, llegó a ser un hombre extremadamente rico, pues al fin la prosperidad había venido a su camino.
Este incidente marcó el comienzo de pagar con dinero por las adivinaciones, porque lanzar el instrumento de adivinación, OKPUELE, a la tierra significa la caída que OSHE MEJI tuvo en las manos de los reyes, por la cual ellos pagaron las reparaciones.
OSHE MEJI revelo como el dinero vino del Cielo a la Tierra
No es conocido que OSHE MEJI haya hecho un trabajo espectacular en el Cielo.
Él fue notorio solamente por su pugnacidad o belicosidad. Sin embargo, fue quien reveló como el dinero venía del Cielo a la Tierra. El descubrió cómo un sacerdote
de Ifá, llamado OROKUN ARO KOOSE MUNUKUN, realizó adivinación para el dinero cuando éste se estaba preparando para abandonar el Cielo y venir a la
Tierra. El mismo sacerdote de Ifá también realizó adivinación para las dos divinidades sobre lo que había que hacer para ser capaz de disfrutar de los
beneficios que el dinero puede conferir.
El significado del nombre del sacerdote de Ifá es «la rodilla del lisiado no se dobla».
A cada una de las divinidades se le dijo que realizara sacrificio con dieciséis palomas, dieciséis gallinas, dieciséis jutías, dieciséis peces, dieciséis panecillos de fríjol y dieciséis panecillos de maíz. En vez de realizar el sacrificio individualmente, como fueron aconsejados, ellos decidieron unir las fuerzas para hacer un solo sacrificio. Después de eso, el dinero partió para la Tierra en forma de cauries, creciendo desde el Cielo hasta que tocó la tierra. Tan pronto como divisaron el impacto del dinero sobre la Tierra, las divinidades se juntaron y deliberaron sobre como llevarlo para sus diferentes casas para gastarlo.
Sin embargo, ORUNMILA les advirtió que no extrajeran el dinero hasta que hicieran una adivinación y un sacrificio nuevos. OGUN retó a ORUNMILA a permanecer en casa y hacer su adivinación y sacrificios mientras el resto de ellos fueron a excavar el dinero. El se preguntó cuál era la necesidad de ejecutar la adivinación y el sacrificio antes de comer el alimento servido en la mesa. ORUNMILA aceptó el reto y les dijo a ellos que no tenía la intención de unirse en la excavación del dinero en ese momento, ni de unir su deseo al reto de ellos y que eran libres de continuar sin él.
OGUN cogió las guatacas y los picos que él había hecho para ese propósito y partió para la pila de dinero. Al llegar allí, excavó hasta encontrar un montón de dinero y mantener a un lado cualquier cosa que fuera capaz de extraer. Al cavar más profundo en la pila, la cima de la tonga cayó sobre OGUN y lo enterró vivo bajo los escombros y dejó cuatro pedazos de cauries sobre su pecho.
SANKPANA era el próximo en ir a la pila y terminó de la misma forma, con dieciséis cauries sobre su pecho. Todas las otras divinidades tuvieron experiencias similares, incluyendo a SHANGO y a OLOKUN. Cuando ellos no regresaron a casa, ORUNMILA empezó a reflexionar sobre lo que les había ocurrido. El decidió ir y verificar por si mismo qué los mantenía retenidos. Al llegar al lugar los encontró muertos y reunió en parcelas separadas el número de cauries que encontró sobre
el pecho de cada uno de ellos.
Por eso se dice que fue la avaricia la que envió de regreso al Cielo a la primera generación de divinidades que habitaron la Tierra. OSHE MEJI aconsejó que si la
búsqueda de dinero no es frenada con discreción y paciencia, éste vendría en avalancha para el buscador y lo destruiría. Ese es él por qué todos aquellos que
buscan dinero con codicia y avaricia son enterrados prematuramente bajo el propio dinero.
Entretanto, ORUNMILA decidió que no tenía sentido acercarse al dinero de la manera en que los otros lo hicieron y fue a la casa sin tocar la pila. Él abordó la situación de manera diferente, a partir de su sobre percepción característica.
Al llegar a casa, él llamó a Ifá y le dijo que realizara sacrificio con dos palomas, dos escaleras y cuatro cerrojos. Le dijo que clavara los cerrojos en forma de U en cada
una de las cuatro esquinas de la pila, y que le ofrendara a ésta con las dos palomas después de clavar los cerrojos en U. Le dijeron que lanzara ñame machacado (OBOBO en Benin y EWO en Yoruba) justo alrededor de la pila, ya que la paloma y el ñame machacado son la comida principal del dinero. Además, debía ubicar las
escaleras sobre la pila y comenzar por excavar desde la cúspide en lugar de hacerlo desde la base.
Lo hizo como le fue aconsejado por Ifá y mientras ofrendaba el sacrificio al dinero, él recitó un encantamiento a éste, que decía que nadie mata al ofrendado de
comida para él. Y rogó al dinero que no lo matara como hizo con los otros, ya que él le ofreció su comida. Después, subió a la pila con la escalera y excavó pequeñas
cantidades hasta que lo llevó todo para su casa. Fue desde ese día que ORUNMILA comenzó a sentarse en la cima del dinero, motivo por el cual su altar está en ocasiones decorado con un trono de cauries. Para consultar a ORUNMILA, por adivinación seria, el sacerdote Ifá tiene que sentarlo a él primero sobre un
trono de cauries.
Después de obtener la pila de dinero, él invitó al mayor de los hijos de las divinidades muertas y les dio a cada uno de ellos la cantidad de cauries que él
encontró sobre el pecho de sus padres, respectivamente. Este número de cauries que ORUNMILA le dio a los hijos de las divinidades fallecidas son los que ellos
usan para adivinación hasta hoy.
Los hijos de OGUN usan cuatro cauries para adivinación, mientras que los hijos de SANKPANA y SHANGO usan dieciséis.
Esa es la razón por la cual en cualquier momento que OSHE MEJI venga en adivinación para cualquiera, la persona es aconsejada que busque dinero con cuidado y discreción para que éste no lo destruya.