¿Qué es la Santería?

¿Qué es la Santería?

La santería es un término utilizado para referirse a las prácticas afrocubanas correspondientes a la regla de Osha. Se trata de una religión politeísta con raíces africanas pertenecientes a diversas tribus Yorubá (entre ellas los grupos étnicos de: Egba, Ketu, Ijebu e Ife), localizadas en lo que actualmente se conoce como Nigeria, Togo y la Republica de Benín. Se maneja bajo conceptos filosóficos y éticos bastantes complejos, debido a que, con el paso del tiempo se han indexado costumbres de otras religiones y etnias.

Indice

Las prácticas religiosas yorubas llegaron a América en época de la esclavitud, asentándose principalmente en Cuba, siendo el epicentro cultural y religioso desde donde se expandió por América latina.

«A principios del siglo XVII, el pueblo Ewe invadió la región de Dahomey y los reinos vecinos, forzando a las tribus yorubas a emigrar a la costa de Nigeria, donde muchos de ellos fueron capturados por los traficantes de esclavos y traídos al Nuevo Mundo».

Migene González. Santería magia africana en Latinoamérica. (1973, p. 11)

En otros países como Brasil y Haití, también se propago la cultura africana en épocas de la esclavitud. A estas zonas, no solo llegaron esclavos creyentes de los Orishas, sino de otras culturas. Obligados a convivir, se generó la transculturización que afectó sus bases religiosas, generando una fusión de creencias, ceremonias y tradiciones culturales.

La variante más popular es la que mezcla las creencias entre seguidores de la Osha y seguidores del Ifismo, fusionando «relativamente» las dos religiones, para conformar lo que hoy en día conocemos como: «regla de Osha e Ifa». Bajo esta regla convergen sacerdotes de ambas culturas. Su práctica también fue llamada «lucumí». Al respecto, Migene González (1973) afirma que:

«En Cuba, donde la santería se desarrolló extensamente, los yorubas fueron conocidos como lucumíes, término derivado de la palabra yoruba akumí, que es el nombre dado a un nativo de Aku, región de Nigeria de donde vinieron muchos yorubas». (p. 13).

La creencia de Osha e Ifa se basa en la relación entre el plano terrenal y el plano espiritual. Considerando el sacrificio (ebo) como la solución o liberación de los problemas, ya que, la base fundamental de la religión es que la vida no es otra cosa que dar para recibir. Aquel que sacrifique será absuelto. La ofrenda es la liberación (odu de Ifa Oyekun Meji).

Los sacrificios que se le hacen a los distintos Orishas están conformados por: animales, plantas, y diversas ofrendas, con la finalidad de recibir algún beneficio (ire) o alejar cualquier adversidad. En ese sentido, Ócha’ni Lele (2012) señala que:

«Por lo tanto, el acto de sacrificar es aquel en el que lo profano se vuelve sagrado y divino. En la fe Lucumí, el sacrificio no siempre se trata de la ofrenda de animales; todo lo que hacemos como aborishas, adoradores no consagrados de los Orishas, o como olorishas, sacerdotisas y sacerdotes consagrados, se considera un acto de sacrificio. Incluso nuestras palabras y acciones diarias son sacrificios, ofrendas». (p.37).

Un factor determinante en el origen de la «Santería» en Cuba fue el sincretismo, es decir, «la combinación o reconciliación espontánea, popular, de creencias religiosas diferentes» (González Migene. 1989, p 13). Este fenómeno ocurre a raíz de la influencia católica de los españoles que sometieron bajo la esclavitud a los africanos traídos a América, durante la colonización.

Ante las condiciones adversas y la limitación de sus libertades, los yorubas identificaron a sus dioses con los santos de la doctrina católica, dando paso a la llamada santería, término que se deriva de la adoración a los santos, y que a su vez, origina que los Orishas sean comúnmente llamados de esa forma.

Para entender el fundamento de la religión yoruba es necesario estudiar su cosmología. En un principio, se cree que Olodumare (Dios) se creó a sí mismo, siendo la primera causa. Esta es la razón por la cual, se le llama: el único sabio en la Tierra. Es la única causa en la Creación (odu de Ifa Osa Kuleya).

Los yorubas creen en Olodumare como Dios omnipotente, responsable de la creación de la mayoría de las cosas en el universo, incluyendo a las distintas deidades (Orishas), a las cuales delegó muchas funciones, tales como: completar algunos aspectos en la creación del mundo y el plano terrenal.

Olodumare, se mantiene relativamente distante de los seres humanos, por lo cual, encargó a los Orishas, también conocidos como Oshas, de atender sus necesidades. De una manera interpretativa podemos ver a los Orishas como mediadores entre los seres humanos y Dios. R. P Baudin (1884), en su libro Fetichisme et feticheurs, sostiene que:

«los negros no tienen estatuas ni símbolos para representar a Dios. Ellos lo consideran el Ser Supremo primordial, autor y Padre de los dioses y espíritus. Al mismo tiempo piensan que Dios, luego de iniciar la organización del mundo, encargó a Orichanlá que lo terminara y gobernara, retirándose entonces a un descanso eterno…».

Esto no significa que Olodumare esté ajeno e indiferente a las situaciones que se nos presenten, por lo tanto, cuando una persona le rinde culto a su ángel de la guarda (Orisha Alagbatorí) le estaría rindiendo culto a Olodumare y así se cumple la función de mediador entre los humanos y el Dios todo poderoso.

Se dice que Olodumare creo al hombre con la finalidad de que sirviera a sus divinidades y así, mejorar el desenvolvimiento espiritual, por cuanto, la creencia yoruba indica que la vida en la Tierra es efímera y pasajera. Afirmando que, es el hombre quien necesita a Olodumare para vivir y prosperar.

Algo esencial en las creencias yorubas, y por supuesto, en la regla de Osha e Ifa es la confección de objetos sagrados, fundamentos, o atributos que sirven para la adoración, herramientas para la adivinación con los distintos oráculos y distintas prácticas religiosas, relacionados directamente con las deidades y los poderes de la naturaleza.

Mediante estos fundamentos, es posible establecer una conexión más directa con los Orishas en beneficio del iniciado. Llegando a creer que, a través de ritos religiosos se consagra o deposita la energía de un Orisha en una o varias piedras (Ota u Okuta), a las cuales, previamente se le ha preguntado si en ella vive el espíritu o deidad que estamos buscando y, de igual manera, si es compatible con la persona a la cual se le realizara el ceremonial. Así mismo, se cree en la importancia del espíritu que vive en las plantas (ewe) y en los animales, a través de los cuales, se les da vida a los fundamentos religiosos creados por el hombre.

Esto da paso a la interrogante central del culto ¿quiénes son los Orishas? Los Orishas son las deidades que creó Olodumare, cuyo fin es completar distintas tareas, para las que les otorgó diferentes atribuciones. Entre ellas, terminar el proceso de creación del mundo, al igual que, la del ser humano. Además, como se indicó anteriormente, actúan como el enlace entre el cielo y la Tierra.

«la palabra Òrisá, como hemos definido, resulta de la contracción de ‹eni ti o-ri sa ninu ogbon Òlòdùmaré› aquel nivel de conciencia que logró mayor conocimiento de Òlòdùmaré… cada Òrisá viene siendo en sí mismo, una elongación de la energía prima de Òlòdùmaré, son a la vez, las distintas emanaciones de Òlòdùmaré, que hacen la ejecución de forma ordenada y con un propósito dado por Òrùnmílá».

Ifa Orilana Aworeni Odumola Sowunmi. La naturaleza de los Orisas. (2009, p. 62).

Su historia cuenta que cuando los Orishas (Oosa) fueron creados por Olodumare (Dios), se les dio el nombre de Irunmole. Ellos se manifiestan de dos maneras. Por un lado, ellos vinieron a la Tierra en forma humana, para cumplir con misiones dadas por Olodumare, y para servir de ejemplo de buenas costumbres, trabajo y fe en las distintitas sociedades en el entorno Yorubá. Fue esta etapa terrenal la que le permitió ascender al estatus de Orisha (un proceso de trascendencia que puede ser comparado con la beatificación).

Por otro lado, cada uno de ellos también habita en las energías de las emociones y acciones humanas, como es el caso de Oshun cuya potestad de acción social es asociada al amor; Ochosi, que representa la justicia dentro del consciente colectivo; y Ogun que es un agente activo en la guerra, por citar algunos ejemplos.

A través de los textos sagrados de Ifa en la tradición yoruba, se establece que existen dos panteones de poderes espirituales que actúan sobre el universo, conformados por: cuatrocientas deidades de la derecha, conocidos como Orishas, cuya acción es benevolente; y doscientas espiritualidades de la izquierda, identificados como «ajogun», que son malévolos.

En el medio de ellos, se encuentra Eshu, una de las deidades más poderosas dentro de la religión yoruba, quien actúa como juez y mensajero imparcial, capaz de mediar entre ambos grupos y, además, utiliza los sacrificios ofrecidos por los humanos para evitar que sean perjudicados por las deidades de la izquierda.

Entre los Orishas más populares se encuentran: Elegua (deidad mensajera y dueño de los caminos); Ogun (dios del hierro y los metales); Oshosi (espíritu de la caza y la justicia); Obatala (dueño de todas las cabezas y de la pureza); Oya (diosa del viento y las centellas); Oshun (deidad de la riqueza y las aguas dulces); Yemaya (diosa del mar y la maternidad); Shango (dios del fuego y el rayo); y Orunmila (dueño de la sabiduría y adivino del oráculo de Ifa).

Todos los Orishas tienen su propia personalidad que se ve manifestada en los distintos mitos o historias, llamados «patakies» (versos del corpus de Ifa y dilogun). Tanto, la personalidad como la vivencia de las distintas deidades, nos sirven como ejemplo de conducta, y nos marcan los sacrificios (ebo), o restricciones (tabús), con los cuales, podemos mejoras nuestra vida en el plano terrenal y espiritual. Tomemos como ejemplo una historia del odu Okana Yabile (Ojuani) que cuenta:

«El hizo adivinación para Shango cuando él venía para la Tierra, advirtiéndole que debía hacer sacrificio. Todas las divinidades estaban de acuerdo con que Shango era muy agresivo y voluble, y que, especialmente, siempre estaba echando fuego por la boca cuando hablaba. Cuando las otras divinidades finalmente lo desterraron, él fue donde Orunmila por adivinación. Se le advirtió que debía hacer sacrificio con un carnero y los demás enseres. Él hizo el sacrificio, después de lo cual, las otras divinidades lo invitaron para un acercamiento y confraternidad. Él declinó la invitación y todos fueron a su casa rápidamente en busca de la reconciliación».

Como vemos en el texto anterior, ante una situación apremiante, el Orisha Shango se vio en la necesidad de acudir ante el oráculo de Ifa, quien le indicó los consejos y sacrificios que debía realizar para resolver su problema. Esto, además, expone que cada deidad tiene unas características que definen su personalidad.

Este tipo de rasgos de conducta, son ampliamente estudiados por los practicantes de esta religión, debido a que cada Orisha tiene la misión de proteger y socorrer a ciertas personas encarnadas en el plano físico, siendo identificados como su ángel de la guarda, Orisa Alagbator, o padre y madre, respectivamente.

«Si un individuo escoge la Santería como su religión, una de las primeras cosas que hace es averiguar quién es su Orisha personal. Esto es hecho a través de uno de los sistemas de adivinación usados en la religión. Desde el momento que aprende el nombre de su Orisha, el practicante pide ayuda y guía a través de su vida constante y asiduamente a esa deidad. Se considera su hijo, y si alguna vez decide ‹hacer el santo›, puede únicamente ser iniciado en los misterios de ese Orisha».

Migene González. Santería la religión. (1989, p. 12).

En el caso de Shango, es un santo que se identifica como símbolo de violencia e ira, a veces desproporcionada. Por lo tanto, se ha interpretado erróneamente, que la influencia que tiene sobre sus hijos les hace actuar de manera voluble e irracional cuando, por el contrario, es una conducta que debe ser controlada, desarrollando, más bien, la búsqueda de la conciliación ante los problemas como hizo Shango en la historia del odu Okana Yabile.

De esta misma forma, la moderación y el buen carácter (iwa pele) es una conducta en la que deben trabajar todos los practicantes de la religión yoruba, sin importar quien sea su ángel de la guarda y sus características individuales, con la finalidad de evitar comportamientos negativos, justificando y malinterpretando las enseñanzas dejadas en estas historias.

Otro Orisha de gran relevancia dentro de las creencias yorubas es «Ori», traducido como: cabeza. Pero, esta espiritualidad se refiere a algo más profundo que la cabeza física como tal, se trata de la conciencia individual, concedida a cada ser humano por Olodumare. Es el ser espiritual, otorgado y vinculado al Dios Supremo. Esta energía que nos individualiza, es la que guarda los conocimientos de las vidas pasadas y nos guía en esta para cumplir con el destino que hemos escogido en el cielo, antes de asentarnos en este cuerpo (ara) terrenal. Diane Caudillo, (2007), en su libro Prayers to the Orishas a look at Santería, afirma que orí es:

«el principio del destino predeterminado y el aspecto espiritual de los seres humanos. Orí también se considera uno de los Orishas… Antes del nacimiento, los humanos seleccionan para sí mismos su ‹Orí› (la cabeza interna o espiritual), que determinará si tendrán buena fortuna». (p. 4).

Durante el viaje de Orí en la Tierra (la encarnación), los Orishas del panteón yoruba en calidad de ángel de la guarda, nos acompañan brindándonos su apoyo y resguardo para cumplir con el destino determinado para cada uno de nosotros, ofreciendo sus consejos y obras recomendadas a través de la adivinación y las conversaciones correspondientes a los rituales o consagraciones a las que nos sometamos durante nuestras vidas.

¿Qué es ser santero?

La palabra «santero» suele ser comúnmente utilizada para referirse a los seguidores de las prácticas heredadas de la religión yoruba afrocubana. Sin embargo, originalmente era un término peyorativo con el que los «amos blancos» se referían a la adoración que los esclavos tenían hacia los santos católicos, luego de la imposición religiosa a la que fueron sometidos. A pesar de ello, esa devoción escondía detrás, la adoración a sus deidades originales, fusionadas o camufladas a través del sincretismo.

Muchas décadas después, al inicio del siglo XX, yorubas libertos como Timotea Albear «Latuan», Ña Rosalía Abreu «Efunshe Warikondo», Ma Monserrate González «Obatero», Fermina Gómez «Osha bi», Octavio Samá «Oba di melli», Aurora Lamar «Oba Tolá», Ña Belén González «Apoto», y Ño Remigio Herrera «Adeshina – Obara meyi», entre otros, comenzaron a organizarse y a rescatar en gran medida sus tradiciones, adaptándolas a las condiciones de la época y al contexto, dando origen a lo que hoy se conoce como regla de Osha e Ifa.

Pero, a pesar de que ciertas condiciones habían cambiado, los Olorisha, Iyaloshas y Babalosha (consagrados a través de las ceremonias de Kariosha a su Orisha tutelar) seguían siendo llamados santeros, lo cual, en ocasiones suele ser motivo de controversia, debido a que muchos iniciados consideran que es un término despectivo dado su origen, aunque sigue siendo el adjetivo más popular por el que se conoce la regla de Osha e Ifa (santería) y a sus consagrados (santeros).

De cualquier manera, el sacerdocio para los Olorishas o Babalawos (consagrados en el Ifismo), más allá de una simple creencia o religión es una forma de vida, que se basa en las tradiciones y conocimientos heredados de los ancestros, siempre cercano, íntimo y activo en su relación con los Orishas, quienes son fundamentales en su vida cotidiana.

Por lo tanto, su adoración no es impersonal, los seguidores e iniciados ruegan, hablan, atienden, aman y claman la ayuda a sus deidades cara a cara, bien sea a través de sus fundamentos, en el lugar que ocupan en la naturaleza, o cuando hablan a través de sus hijos en trance. En ese sentido, nada más oportuno que las palabras de González Migene (1989), cuando sostiene que:

«Hay algo muy conmovedor y extrañamente confortante en hablar cara a cara con un Orisha. Nos recuerda que de algún modo Dios está cerca, que él se preocupa por nosotros, que no estamos solos. Es esta fuerte interacción con los Orishas lo que hace a la Santería una religión tan poderosa y dinámica, y explica su creciente popularidad». (p.14).

Conclusión:

La santería, con sus profundas raíces en la cultura yoruba africana, emerge como un sistema de creencias complejo y multifacético que trasciende la simple etiqueta de religión para convertirse en un modo de vida intrínsecamente entrelazado con la existencia diaria de sus seguidores. Esta práctica, llevada a América por esclavos africanos y moldeada bajo el yugo de la colonización, no solo sobrevivió a la opresión sino que floreció, adaptándose y evolucionando para absorber elementos de otras tradiciones religiosas en un impresionante acto de resistencia cultural y espiritual.

El sincretismo, un pilar fundamental de la santería, no solo refleja la capacidad de esta fe para armonizar creencias dispares sino que también destaca su naturaleza inclusiva, capaz de proporcionar refugio y consuelo a aquellos marginalizados por sistemas de creencias más dominantes. A través de la veneración de los Orishas, entidades que personifican las fuerzas de la naturaleza así como aspectos de la condición humana, los practicantes de la santería se embarcan en un viaje de conexión espiritual profunda, guiados por la sabiduría ancestral y los principios de reciprocidad, sacrificio y comunidad.

Esta religión, en su esencia, es una celebración de la vida, un reconocimiento de la interconexión entre lo divino y lo terrenal, donde cada acto de adoración, cada sacrificio y oración, no solo busca la intervención divina en los asuntos mundanos sino que también afirma el valor intrínseco de cada individuo en el vasto tapiz de la existencia. A medida que la santería continúa expandiéndose más allá de sus orígenes en Yorubaland y Cuba, su capacidad para adaptarse, su profundo respeto por la naturaleza y su compromiso con la justicia y la equidad la posicionan como una fuente de espiritualidad y comunidad cada vez más relevante en nuestro mundo globalizado.

En conclusión, la santería representa un testimonio vibrante de la resistencia y resiliencia del espíritu humano frente a la adversidad. Su historia es un recordatorio de que, incluso en las circunstancias más difíciles, la fe y la comunidad pueden florecer, ofreciendo luz y guía a aquellos que buscan un camino hacia la armonía, el bienestar y la comprensión profunda de los misterios de la vida.

Referencias

  • Caudillo, Diane Elizabeth. (2007). Prayers to the Orishas a look at Santería.
  • De Sousa Hernández, Adrián. (2005). Los Orichas en África. Una aproximación a nuestra identidad. Editorial De Ciencias Sociales.
  • González-Wippler Migene. (1973). Santería magia africana en Latinoamérica. Editorial Llewellyn.
  • González-Wippler Migene. (1989). Santería la religión. Harmony Books.
  • Ifa Orilana Aworeni Odumola Sowunmi. (2009). La naturaleza de los Orisas. Rosebud Ediciones.
  • Morgaine Raven. (2021). Orisha, Goddess, and Queen of the Sea. Weiser Books.
  • Ócha’ni Lele. (2012). Sacrificial Ceremonies of Santería: A Complete Guide to the Rituals and Practices. Editorial Destiny Books.
  • R.P. Baudin. (1884). Fétichisme et féticheurs. Séminaire des missions africaines: Bureaux des missions catholiques.

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