Oración a Santa Elena de la Cruz
La oración a Santa Elena de la Cruz es una invocación poderosa, reconocida por su eficacia para activar la energía de esta santa venerada, quien es conocida por brindar protección sobre nuestros bienes físicos, espirituales y sentimentales más preciados. Sus devotos confían plenamente en que al elevar sus plegarias con fe, Santa Elena acude sin vacilar en ayuda de quienes la invocan, ofreciendo consuelo y auxilio a los más necesitados.
«¡Oh querida Santa Elena! Tú que, por tu inmensa fe, subiste al monte del Calvario y encontraste los tres clavos sagrados. Uno lo entregaste a tu hijo Constantino; el segundo lo lanzaste al mar para proteger a los navegantes, y el tercero lo mantuviste en tus manos bendecidas, pues fue con esos clavos que crucificaron a nuestro Señor. Hoy no me atrevería a pedirte ese clavo, pero sí te ruego que me lo prestes un instante, para con él clavar en el corazón de (nombre del ser amado), escarbando hasta el lugar donde se halla su sosiego y su paz, para que, junto a esos sentimientos, me encuentre yo, y así me convierta en su calma y su felicidad.
Espíritu de la luz, tú que iluminas en la oscuridad de las almas, a ti te imploro que alumbres el corazón de (nombre del ser amado) para que me recuerde en todo momento y lugar, que desee compartirlo todo conmigo y quiera estar a mi lado, sin someterme al abandono, ni por su voluntad, ni por la voluntad de otros.
Santa que conoces la tristeza de la separación, a ti te pido que no permitas que (nombre del ser amado) encuentre reposo ni descanso hasta que a mi lado venga a estar. Que la unión, el amor y la estabilidad se establezcan entre nosotros, siendo él/ella un amante fiel, cariñoso y amoroso, cual manso cordero, que a mi lado permanezca y que nadie lo detenga. Ahora mismo lo/la llamo por el poder de Santa Elena. (nombre del ser amado), te digo: ven, ven, ven, que a mí seré la única a quien has de responder.
Por Santa Elena te conjuro, en cuerpo, alma y espíritu, mío/a has de ser (nombre del ser amado). Ven hasta mí porque yo te llamo, yo te magnetizo y yo te domino, pues tres veces repito:
No habrá silla donde te puedas sentar, ni cama donde te logres acostar, ni pensamiento de calma hallarás, hasta que rendido/a hasta mis pies, a mi lado vengas a quedar.
No encontrarás silla donde te puedas sentar, ni cama donde logres reposar, ni idea de paz atinarás, hasta que rendido/a hasta mis pies, a mi lado vengas a quedar.
No existe aposento donde te puedas sentar, ni lecho donde te logres recostar, ni sentimiento de felicidad hallarás, hasta que rendido/a hasta mis pies, a mi lado vengas a quedar.
Así ha quedado sellado y pactado. Que así sea, así será. Amén».
¿Qué se le pide a Santa Elena?
Los devotos de Santa Elena suelen solicitar su intercesión en las siguientes situaciones:
- Patrona de los casos difíciles: Santa Elena es conocida por su capacidad de intervenir en las situaciones más complicadas, aquellas en las que parece no haber salida por nuestros propios medios. Se le hacen plegarias para que interceda ante estas causas difíciles.
- Conservación de la unión matrimonial: Santa Elena es invocada para mantener la unión en los matrimonios, especialmente en situaciones de conflicto o cuando existe el riesgo de divorcio. Su intervención es favorable para restaurar la paz y la estabilidad en la relación.
- Protección de los desamparados: Es una excelente protectora de sus seguidores y de todos aquellos que se encuentran desamparados o en situaciones vulnerables.
- Repeler malas energías: Santa Elena ayuda a disipar las malas energías y las bajas vibraciones, protegiendo así a sus devotos de influencias negativas.
¿Cómo rezarle oraciones a Santa Elena de la Cruz?
Para rezar a Santa Elena de manera efectiva, es recomendable adaptar la frecuencia de la oración a la complejidad de la situación que se desea resolver. En casos más complejos, es aconsejable repetir la oración durante varios días consecutivos, generalmente al menos durante 9 días.
Esto no significa que la santa no escuche nuestras súplicas si rezamos una sola vez, pero realizar la oración de forma consecutiva puede intensificar la petición y elevar su energía. Esto es especialmente relevante según la naturaleza de la petición.
Por ejemplo, si deseamos proteger nuestros espacios, hogar, familia o matrimonio, es recomendable rezar la oración de protección a Santa Elena diariamente. De esta manera, nuestra devoción y constancia nos aseguran su amparo y protección.
Oración corta a Santa Elena
«¡Oh querida Santa Elena! A ti te imploro, ejemplo de fe y devoción. Conoces el dolor de los pesares y las angustias que atormentan el corazón, pero también conoces la fortaleza y la lucha con fervor. Tú, que no descansaste hasta encontrar la cruz de Cristo, te pido que me colmes con la misma paciencia que te caracteriza para enfrentar los contratiempos en mi vida. Ampárame con tu protección e intercede en mi nombre ante Cristo Nuestro Señor, para que pueda encontrar a su lado la paz, el perdón y la vida eterna. Amén.»
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Oración a Santa Elena de la Cruz por el matrimonio
Santa Elena de la Cruz es conocida por su intercesión en los asuntos del amor y la protección de los matrimonios. Los devotos recurren a ella en busca de su ayuda para preservar la unión y superar las dificultades en la vida matrimonial. Esta oración es una súplica sincera para aquellos que enfrentan desafíos en su matrimonio, confiando en la poderosa intercesión de Santa Elena ante Dios.
«¡Oh Santa Elena de la Cruz! Tú, tan diligente en los asuntos del amor, cuidas de los corazones de los enamorados que sufren por no tener a su lado al ser amado. Con todas mis fuerzas te imploro que me ayudes a conservar mi matrimonio, por el que tanto he luchado y en el que tanto he construido.
Por eso acudo a ti, gloriosa Santa Elena, porque gozas de la bendición de Dios y eres escuchada en el reino de los Cielos. Te imploro que intercedas ante Jesús misericordioso, de quien gozas de especial gracia por haber encontrado el lugar donde se hallaba la Santísima Cruz de la salvación, con la que redimió a todos los hombres.
Por la profunda fe que tuviste en los altísimos misterios de la pasión y muerte de Dios Hijo, y por su preciosa Sangre que fue derramada para remedio de nuestras almas, Santa Elena de la Cruz bendita, a ti te invoco a través de mi ruego. Óyeme, atiéndeme, mírame y ampárame.
Suplicante ante ti, Santa Elena, cristiana de corazón, protectora y abogada de tus devotos y de los creyentes de la palabra del Señor, rogamos los que sufrimos por problemas sentimentales, ya que, al atravesar estas penosas circunstancias, nos encontramos llenos de dolor y desesperación.
¡Oh Santa Elena! Te suplico que te encargues de esta situación que me embarga y me sobrepasa (hacer petición), porque confío en que a tus pies podré recuperar las ganas de vivir, ya que tanta agonía me ha robado hasta el sueño.
Por eso ruego a Dios Todopoderoso, para que sea verdaderamente efectiva la mediación de Santa Elena ante el reino de los Cielos, y de esa manera poder alcanzar la felicidad plena, la unión y el amor dentro de la vida matrimonial.
¡Oh piadosa Santa Elena! Ante ti comparecemos los humildes, los devotos y los que creen en la misericordia de Dios, porque desesperadas son nuestras súplicas, pero compasiva es tu protección. Por eso no dejas que nuestros corazones se quebranten con el abandono o el desamor.
A tu bondad me apego, Santa Elena, esperando que tu mano piadosa toque mi hogar, mi alma y la de mi esposo/a (nombre del ser amado), trayendo contigo el alivio y el remedio a tantas dificultades por las que justo ahora estamos pasando en nuestra relación matrimonial.
Santa Elena bendita, a tus pies dejo mi plegaria, esperando que mis súplicas sean escuchadas y confiando en que, así como ayudaste a tantas personas en la Tierra, me ayudarás desde el Cielo. Te encomiendo el cuidado de mi hogar y de mi ser amado. Amén».
Rezar un Padrenuestro, un Ave María y un Gloria.
Oración a Santa Elena de la Cruz para pedir protección
Santa Elena de la Cruz es venerada por su profunda fe y su poderosa intercesión. Conocida por haber hallado la Santa Cruz, es invocada por los fieles en busca de protección divina. Esta oración a Santa Elena es una súplica para que nos cubra con su manto protector, alejándonos de todo mal y guiándonos hacia la paz y la seguridad en Cristo.
«Gloriosa Santa Elena, amada, admirada y sublime devota de Cristo. Tú fuiste bendecida por Dios para traer al mundo al hombre que se convertiría en el gran promotor de la religión católica, quien dentro del Imperio Romano proclamó la fe en el Hijo de Dios. Bendecida fuiste una vez más con la dicha de encontrar el Santísimo Madero de la Cruz donde Jesús padeció, pero también salvó a todos los hombres.
A través de ti, piadosa Santa Elena, imploro poder alcanzar la fortaleza inspirada por la fe en Nuestro Señor Jesucristo que tanto te caracteriza. Pues ejemplo de fe y de amor es lo que tú eres, Santa Elena, por eso fuiste reconocida como Augusta por tu hijo, y amada de tal manera que tus consejos fueron tomados en cuenta en beneficio de todos los cristianos.
Acércanos entonces, de la mejor manera posible, hasta Cristo Redentor, para que sellados con su sangre purísima seamos protegidos de todo mal que acecha en este mundo. Que la injusticia, la traición, la muerte prematura, la enfermedad, la revolución, los conflictos y los contratiempos no puedan dañarnos ni perjudicarnos de ninguna manera, pues resguardados estamos bajo tu mirada protectora y la de Dios Todopoderoso.
Santa Elena bendita, te encomiendo con especial fervor la protección de mi familia, de mis amigos, de mis seres queridos en general y de todos mis benefactores, pues todo aquel que bien me haga también ha de estar presente en mis plegarias en todo momento.
¡Oh Santa Elena! Tú que soportaste tantos años de abandono y, colmada de la inspiración divina, te refugiaste en la pureza y la oración, apartándote de la vida mundana. De esa misma forma te suplico que me apartes de todos mis enemigos, contrarios, opositores, envidiosos, hipócritas y traidores, para que, cubierto por tu amor, nada malo me toque.
Magnífica Santa Elena, con solo invocarte, siento la plena confianza de que me has rodeado a mí y a los míos de tu divina luz de protección. Pues tu abrazo de madre cuida a todos los creyentes de la verdad del Padre. Por eso, con regocijo y felicidad, proclamo que me veré libre de ataduras, enfermedades y maldad de cualquier naturaleza, porque contigo camino hoy y siempre, Santa Elena. Gracias hoy y todos los días de mi vida. Amén».
Oración a Santa Elena de la Cruz para el Amor
Santa Elena de la Cruz es conocida por su poderosa intercesión en asuntos del corazón. Su devoción y amor por Cristo la llevaron a encontrar la Santa Cruz, y es invocada por quienes buscan fortalecer sus lazos amorosos y resolver conflictos en sus relaciones. Esta oración a Santa Elena de la Cruz se dirige a ella con humildad y fe, para pedir su ayuda en temas de amor y unión.
«¡Oh Santa Elena! Tú que, iluminada por la gracia de Dios, llegaste hasta el monte del Calvario y con gran sabiduría trajiste tres clavos, quedándote solo con uno de ellos. En nombre de mi devoción hacia ti, del profundo amor que siento por (nombre del ser amado), y de la inmensa fortaleza que sin duda posees, te suplico que me lo prestes por un instante para clavar la petición de mi oración en el corazón de (nombre del ser amado), y que de allí no pueda salir jamás.
Poderosa Santa Elena, ante ti me postro para suplicar tu intervención ante la pena de mi corazón. No me dejes sufrir abandono, agonía ni desesperación. Tráeme entonces a (nombre del ser amado) de regreso ante mí, y si a mi lado no ha de volver de inmediato, que no tenga calma ni reposo hasta que conmigo se pueda encontrar.
Gloriosa Santa Elena, te ruego que, así como tres templos levantaste en nombre del Señor, así levantes y fortalezcas el amor entre (nombre del ser amado) y yo (decir su nombre), que nuestra relación se afiance y estabilice de tal manera que hasta el templo vayamos a parar y en matrimonio nos unamos en paz, amor y felicidad.
Amorosa Santa Elena, es amor lo que ante ti suplico, pues mis intenciones hacia (nombre del ser amado) son sinceras, cargadas de buenos sentimientos y con aspiraciones de formar una unión sana, donde reine el respeto, la fidelidad, la lealtad y la comunicación. Por eso te imploro que intervengas para que (nombre del ser amado) aleje de su mente todos los pensamientos negativos hacia mí, tanto los propios como los infundados por chismes y calumnias de personas que nos quieran separar.
Que sea tu voluntad, Santa Elena, la que venza el mal e imponga el amor ante esta causa que me urge y me desespera. Ha quedado sellado y clavado dentro del corazón de (nombre del ser amado) por tu divina intercesión. Que así sea, así es, y así será. Amén».
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Oración a Santa Elena para Alejar Amantes
Santa Elena es conocida por su compasión y su poder para interceder en situaciones difíciles, especialmente en conflictos sentimentales. Cuando las relaciones enfrentan pruebas difíciles y terceros intentan interponerse, esta oración a Santa Elena se convierte en un recurso de fe para pedir su ayuda en restaurar la armonía y proteger el amor en una relación.
«Gloriosa Santa Elena, compasiva y bondadosa siempre fuiste, has sido, y lo serás por siempre. Suplicante de esa bondad, aquí me encuentro a tus pies, pues buscar tu consuelo es la única esperanza que me queda ante la desolación que me embarga.
Te pido encarecidamente, Santa Elena, que abogues por mí en las causas que proteges, para que me ayudes a revertir este sufrimiento y esta pena que han invadido mi hogar, mi corazón y toda mi vida. Solo mi fe en ti me sostiene, pues las esperanzas se me escapan de las manos. Sóplame con tu aliento divino para que, influenciada por tu energía, pueda tener fortaleza para luchar y paciencia para esperar que toda esta vicisitud pase.
Querida Santa Elena, también te encomiendo la razón de mi mayor angustia, que es la separación y los conflictos sentimentales que tengo con (nombre del ser amado). Aleja de nosotros todos estos problemas que estamos atravesando, socórreme para que podamos reconciliar nuestras diferencias y superar todos los obstáculos que han perjudicado nuestra unión, especialmente aleja de nuestras vidas a las terceras personas que pretenden interponerse entre nosotros.
Que (nombre de la amante) no logre destruir mi relación con (nombre del ser amado), te lo pido, Santa Elena. Revoca sus malas intenciones, porque con motivos innobles se ha inmiscuido en una relación que antes era estable, quebrantando la paz, la felicidad, la tranquilidad y el amor.
Gloriosa Santa Elena, permite que la armonía entre (nombre del ser amado) y yo regrese a nuestras vidas. Auxíliame, te lo suplico. En tus manos entrego mi causa y mis angustias, y con la bendición de Dios aguardaré a que se materialicen mis plegarias gracias a tu misericordiosa intervención. Dios te guarde en su gracia hoy y siempre, querida Santa Elena. Amén».
¿Quién es Santa Elena de la Cruz?
El nombre de Santa Elena ya anuncia la magnitud de su misión en la Tierra, pues «Elena» significa «antorcha resplandeciente». Y, sin duda, ella resplandecería en la historia de la fe católica, convirtiéndose en una santa del reino de los Cielos debido a sus destacadas acciones.
Se calcula que nació alrededor del año 270 d.C. en la ciudad de Bitinia, cerca del sur de Rusia, en las proximidades del Mar Negro. Se dice que Elena destacaba por su especial belleza, cualidad que impactó al general Constancio Cloro, un reconocido líder del ejército romano. Ambos se unieron en matrimonio, y de su unión nació un hijo varón llamado Constantino, quien marcaría significativamente la historia del cristianismo.
Elena se destacó, en primer lugar, por ser la madre del emperador que otorgó la emancipación a los cristianos, quienes habían sufrido persecución durante tres siglos por sus creencias. Además, se le atribuye el haber encontrado en Jerusalén la Santa Cruz de Cristo. Pero, ¿cómo logró llegar tan lejos? Veamos…
La historia cuenta que, después de un tiempo de casada con Constancio, Maximiano, entonces emperador de Roma, le ofreció a su marido un cargo de gran confianza, pero para acceder a él, debía repudiar a su esposa Elena y casarse con la hija del emperador.
Constancio aceptó la propuesta de Maximiano, abandonando a Elena durante 14 años. Abatida por esta decisión, ella se dedicó a una vida santa, centrada en la castidad y la oración. Tras la muerte de Maximiano, Constancio se convirtió en emperador, y más tarde, su hijo Constantino ocupó su lugar como sucesor.
El liderazgo de Constantino se destacó en momentos cruciales, como la victoria en el puente Milvio en Roma, donde se relata que Constantino tuvo visiones de la cruz de Cristo, quien le anunciaba que gracias a ese signo vencería en sus batallas. Esta premonición, el avasallante triunfo y la influencia de su madre fueron algunas de las razones por las que decidió decretar la libertad plena de la religión católica en el Imperio Romano en el año 313.
Constantino sentía un profundo amor por su madre Elena, a quien nombró Augusta o emperatriz, otorgándole atribuciones para realizar las obras que deseara y disponer del tesoro imperial como quisiera.
Convertida al cristianismo y profundamente inspirada por la palabra de Dios, Elena decidió viajar a Jerusalén. Allí, acompañada por numerosos trabajadores, se dedicó a excavar en el monte del Calvario, donde encontró la cruz en la que Jesucristo fue crucificado. Por esta razón, es representada en las imágenes con una cruz en la mano.
Más allá de su historia como madre del emperador, las acciones que llevaron a Elena al trono de Dios se relacionan con su profunda fe en Cristo, con su búsqueda de la Cruz, y con los grandes milagros que logró con ella.
Santa Elena se caracterizó por su sencillez, por relacionarse con los más necesitados y por ayudar a todos los que podía, utilizando los recursos que obtenía gracias a su hijo. Su comportamiento fue siempre piadoso, y su devoción hacia Dios fue ferviente; se dice que pasaba largas horas rezando en el templo. Entre sus obras en Tierra Santa destacan la construcción de tres templos: uno en el Calvario, otro en el monte de los Olivos, y el último en Belén.
En resumen, la vida de Santa Elena se centró en la santidad, en las buenas obras hacia los más pobres, y en labores en favor de la religión. Hoy, desde el Cielo, sigue velando por aquellos que necesitan de su ayuda.
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